Episode Transcript
[00:00:31] Speaker A: Muy buenos días amigos, pues estamos en tu programa Cuento Contigo, me da muchísimo gusto saludarles a toda la comunidad Cuento Contigo, pues hoy tenemos un programa hermoso para mi gusto, entonces se van a quedar aquí con nosotros durante todo este tiempo. Nuestra invitada del día de hoy es Dora Hiper Ruiz. Dorita, muy buenos días. ¿Cómo te gusta que te digan normalmente?
[00:00:59] Speaker B: Dora. Dora, se me llama Dora, se me hace.
[00:01:02] Speaker A: ¿Es que nosotros aquí siempre ponemos Elita.
[00:01:05] Speaker B: Elito, siempre estamos, no te preocupes, así me llamaban de pequeña, el pedacito final.
[00:01:11] Speaker A: Siempre aquí nosotros los mexicanos acostumbramos a poner esa parte, no? ¿Pero muy bien Dora, en qué parte del mundo te encuentras? Muy buenas tardes, muchas gracias por estar aquí.
[00:01:23] Speaker B: Pues muchas gracias también a vosotros por invitarme, me encuentro en España, al sur de España, precisamente en la provincia de Málaga.
[00:01:32] Speaker A: Muy bien, fíjese, ella está en España ahorita, entonces muy buenas tardes para ti y para todas las personas que nos hacen el favor de vernos y escucharnos en aquella parte del mundo. ¿Pues platícanos Dora, quién es Dora Kiel.
[00:01:48] Speaker B: Rubén, quién es Dora?
No es una pregunta fácil, es alguien que lleva mucho tiempo buscando esa respuesta, justamente quién soy, pero para hacerlo menos filosófico diré que simplemente soy alguien que nunca ha estado satisfecha con la percepción de la realidad que se me estaba dando y que siempre ha intuido que había algo mucho más simple, mucho más verdadero detrás de toda esta parafernalia de nuestro mundo, de tanto ajetreo, de tanto hacer. Y me he dedicado toda mi vida a seguir esa intuición y a tratar de encontrar ese estrato más profundo del ser, donde poquito a poco voy situándome y es una nueva perspectiva a la que me dedico a compartir y a extender.
[00:02:51] Speaker A: Muy bien, pues entonces vamos a iniciar amigos, ya que conocen, están conociendo en el momento en el que se encuentra Dora Gil el día de hoy, es un momento es diferente cuando empezamos a buscar en el mundo quiénes somos y qué estamos haciendo aquí, empezamos la vida de manera diferente. ¿Pero entonces Dora, hay dos modos de vivir?
[00:03:19] Speaker B: Sí, sí, es una estupenda pregunta nena, porque es muy claro para mí. Hay un modo de vivir en el cual nos consideramos un pequeño personaje separado de la vida, aislado de todo y por tanto con mucho miedo, ya que no se siente apoyado. Y ese personaje con el que nos identificamos anda siempre a la búsqueda de algo que le calme, de algo que le llene, de algo que le apoye, ya que se siente tan separado. Es una forma de vivir que siempre está corriendo hacia otra parte, buscando algo mejor que esto, esperando que llegue un día en que por fin será feliz. Y es una forma de vivir estresada y sufriente y luego hay otra manera que normalmente descubrimos cuando ya llevamos mucho tiempo con la primera y nos hemos dado muchos golpes y nos hemos sobre todo cansado mucho, y es la forma de vivir del ser. La primera la podríamos definir como la forma del hacer. Y la forma del ser brota no de una conciencia de soy alguien separado de la vida, sino justamente estoy unido a una gran vida de la que surjo, que cuida de mí, que me respira, que me late, en la que puedo confiar y entonces mis movimientos ya no están buscando nada más, sino que simplemente brotan de esa unidad y son movimientos pacíficos, creativos, felices, confiados.
[00:05:05] Speaker A: Fíjate que a mí me gustaría que ahondáramos un poquito en la primera forma, en la primera manera de vivir, en esa opción, para que nuestros amigos vayan entendiendo de qué estamos hablando. Esta primera opción en la que todos vivimos es como una carrera en la superficie de nuestra mente persiguiendo metas aquí en el tiempo y en el espacio y nos hemos acostumbrado a vivir así. Platícanos de esta primera opción para que todos los, pues toda la comunidad, cuento contigo, pueda entender perfectamente bien de qué es de lo que nos estás platicando.
[00:05:51] Speaker B: Muy bien, muy buena pregunta también. Mira, esta primera opción, como decía antes, brota de un error, un error que la mente humana se ha filtrado en algún momento de nuestra historia que nos hace creer estoy separado, nada me sostiene, soy por tanto insuficiente, no valgo, tengo miedo y necesito estar siempre buscando cosa que me arrope, que me haga sentir que valgo, porque ahí fuera hay algo muy amenazador que no controlo. ¿Entonces, qué tengo que hacer? Pues plantearme metas para conseguir valer, sentir que sí, que valgo, que soy alguien, que esa sensación de apoyo de la que carezco me la puedan dar pues las personas, las relaciones, los objetos, los logros, las posesiones. Entonces toda mi vida consiste en un intento de conseguir cosas que arropen o completen a esta pequeña cosa que yo me siento un individuo o individua aislada. ¿Ves? Eso, como decía antes, forma parte de la mentalidad colectiva. Se considera normal estar siempre corriendo hacia otra parte intentando conseguir algo en el futuro, como si este momento no tuviera en sí ningún valor. De hecho, al no considerarnos algo valioso, sino algo muy pequeñito, muy aislado, proyectamos eso en nuestro entorno y nos parece que esto, este momento, estas personas con las que vivo, esta situación en la que me encuentro, no vale, no vale. Y entonces tengo que intentar encontrar algo que sí valga y ese algo está en el futuro y son metas, un trabajo mejor, una mejor pareja, un objeto más valioso, un logro que me dé una sensación de ser ese alguien que no creo ser.
Entonces toda nuestra vida consiste en correr hacia eso, en competir con otros que ya parece que sí lo tienen por eso, por aquellos logros. Y en nuestro presente queda totalmente despreciado. Y fíjate qué dolor, porque nuestro presente es nuestra vida.
¿Dónde está nuestra vida? Nuestra vida está aquí. Es aquí donde vivimos, sentimos, respiramos. Entonces, si yo considero que esto no vale, estoy despreciando mi vida y la abandono. Entonces nuestra vida, al ser abandonada, al no ser apreciada, al no ser sentida porque estoy enfocada en el futuro, se queda vacía. ¿Y ese es el vacío que muchas personas de los que nos estáis escuchando a veces sentimos, verdad? Siento un vacío. ¿Vacío de qué? Vacío de que no estoy aquí, estoy corriendo hacia otro sitio. Entonces mi cuerpo, mi vida, mis sensaciones no están vitales porque yo no estoy. Mi conciencia ha despreciado este momento. Y eso, aunque nos hemos acostumbrado a ello, es muy doloroso. Imagínate vivir despreciando nuestro presente, nuestra vida y corriendo hacia algo que la mente dice que vale más. ¿Nos parece normal, verdad? Pero es un dolor muy grande que arrastramos. Ese desprecio al presente, que privilegia algo mejor que vendrá después, que cuando llega atención nunca nos satisface por mucho tiempo, un poquito, un rato, una temporada como mucho. Pero enseguida surge ese tipo de mente condicionada que no, no es suficiente, es mejor seguir buscando algo en el futuro que supere esto, esto ya me lo sé. Y de nuevo ese desprecio del presente. 1. Búsqueda de otra cosa. No sé si hasta aquí voy respondiendo a tu pregunta, nena.
[00:10:18] Speaker A: Sí, vamos muy bien.
Vamos entendiendo que vivimos en esa carrera hacia perseguir objetos, cosas, para poder tenerlos, para poder apretarlos y sostenerlos y retenerlos. Eso también nos cuesta muchísimo sufrimiento. ¿De qué manera tengo esto para que no me lo vaya a quitar nadie? Siempre nos estamos defendiendo de los demás.
Entonces te voy a hacer una pregunta, si fueras tan amable. ¿No me la contestes, piénsala muy bien, Dora, viviendo de esa manera como estamos viviendo ahora toda la humanidad, o una gran parte de la humanidad viviendo así, hay espacio para conocernos de otro modo? Piénsalo y ahorita me contestas.
¿Qué pensaste, Donita?
[00:11:50] Speaker B: Pues que no, evidentemente no hay espacio, porque todo nuestro espacio interior está ocupado por ese constante hacer, por esa búsqueda, por tantos pensamientos involucrados en lo que queremos conseguir en el mundo de las cosas o en lo que queremos evitar. Entonces, no hay manera de, mientras seguimos involucrados en esta perspectiva tan reducida, tan buscadora, que haya un espacio para una nueva perspectiva.
Es necesario, para que esa perspectiva pueda abrirse, que de alguna manera en nuestra vida se cree ese espacio, esa pausa, esa detención de la vorágine que muchas veces sucede de forma espontánea, a veces sucede porque la vida nos para. La vida nos para con una enfermedad, con un acontecimiento, nos para. ¿Pero si no es así, a veces es porque estamos ya tan cansados, sabes que surge en el interior la posibilidad habrá otra manera? Y aceptamos irnos parando, abriendo ese espacio de quietud necesario para respirar y para que en medio de todos esos contenidos tan acelerados descubramos una amplitud, una espaciosidad, una consciencia. De hecho le llamo consciencia que observa toda esa vorágine y que poco a poco deja de confundirse con ella.
Si no hay observación, la vorágine nos lleva. Pero en cuanto que hay un espacio de quietud y de espaciosidad, podemos observar esos movimientos de la mente tan agitados, esas emociones que como consecuencia se producen tan dolorosas. Y todo eso con lo que normalmente nos confundimos cuando hay quietud, cuando hay espacio, lo podemos observar. Y eso es muy valioso, porque dejamos de confundirnos, de ser víctimas de toda esa vorágine para pasar a ser la conciencia que observa, que contempla. Y eso es enorme, porque hay puede amanecer una nueva consciencia de lo que somos.
Conciencia justamente, pura vida, que no necesita estar involucrada en esa búsqueda constante, sino que tiene la capacidad de observarla, dejarla suceder sin confundirse con ella. Y eso es muy reparador y aliviado. Alivia un montón y abre la puerta de una nueva perspectiva.
[00:14:49] Speaker A: Estamos hablando de dos Joys.
[00:14:54] Speaker B: Si le quieres llamar así, está bien. Digamos el yo separado. Le llamo yo o el pequeño yo. Es este personaje que es ficticio, no existe, pero se cree muy real. Y le llamamos yo. A eso es a lo que llamamos yo. ¿Normalmente yo me llamo Dora y me dedico a esto, y tú te llamas tal y te dedicas a cuál? Y tu padre se llama y me gusta. Eso es lo que llamaríamos también la personalidad o el ego, o la pequeña identidad. Y luego hay un yo más profundo, una conciencia más amplia que subyace en todos nosotros. A esa disminución es lo que somos de verdad. Le podemos llamar nuestro verdadero yo, con mayúscula, o nuestro verdadero Ser.
El Ser es esa dimensión espaciosa y profunda, consciente, que no está separada de nada, que realmente contempla esas minúsculas partículas separadas, pero no las rechaza, las permite. Y ahí estamos todos unidos. Esa consciencia profunda, ahí no hay separación. Es nuestro verdadero Ser, nuestra verdadera identidad.
[00:16:14] Speaker A: Eso es muy importante que lo sepamos. Nuestra verdadera identidad es única y exclusivamente unidad.
Un solo ser unido a nuestra fuente, a nuestro creador.
[00:16:29] Speaker B: Eso es.
[00:16:30] Speaker A: Y el observador, el observador al que llamaste el observador, el que siempre está en observación constante, ese puede irse al personaje, a la mente que está siempre buscando cosas en el mundo, o puede irse a nuestro ser verdadero. Eso ya depende de cómo nosotros elijamos. ¿Es así?
[00:16:57] Speaker B: Exacto, exacto, nena.
En esa elección, digamos radica nuestra paz y nuestra felicidad. Digamos, cuando decidimos poner nuestro foco en lo que somos de verdad, eso nos devuelve a nuestro hogar, a nuestro lugar verdadero. Y de ahí sí surge naturalmente una observación de todo lo que es falso, de todo lo que nos hemos montado. Surge naturalmente. No es forzada, es natural. Pero estamos en casa, nos hemos identificado con nuestro verdadero ser, con ese fondo silencioso y profundo como el océano que somos de verdad. Y desde ahí se contemplan las olas. Claro que sí. No se juzgan, no se temen, no se intentan cambiar para conseguir otras olas mejores, porque no sabemos en casa, no sabemos en nuestro lugar.
[00:17:59] Speaker A: Así es. Como el pez que busca el mar. Así es, exactamente. Verdad. Entonces, este estado es el satchit anand.
[00:18:10] Speaker B: Sí, digamos, es recuperar nuestra verdadera naturaleza. Sat chit, ananda son tres palabras que en sánscrito, al unirse, definen al ser. Y el ser tiene tres aspectos lo que es existencia, vida, chi sería sat chich es la consciencia y ananda es el gozo que surge de esa unidad entre la consciencia y la existencia. Y cuando nosotros nos unimos conscientemente a nuestra vida, a nuestra existencia, vivimos en gozo y ahí nos reconocemos como soy, el ser.
Cada vez que fíjate, parece algo muy abstracto lo que estoy diciendo, pero me gustaría bajarlo a tierra, porque a mí me encanta ser práctica y va de eso precisamente. Cada vez que yo pongo mi consciencia en la vida, imagínate, cada vez que siento mi respirar, cada vez que soy consciente de mi movimiento de un objeto y estoy ahí en esa unión que no se va mentalmente de la situación, siento gozo, siento paz, porque me he unificado.
Cada vez que me voy mentalmente, mi consciencia se separa de la vida, de la existencia, para irse a no siento gozo, siento agitación. ¿Ves? Realizamos Sachitananda cada vez que traemos la consciencia a la vida. Por eso a mí me gusta tanto y es fundamental recalcar constantemente la consciencia de este instante de la vida. ¿En este instante, cómo está siendo mi vida ahora mismo? ¿Qué sensaciones me atraviesan? ¿Cómo está siendo mi respirar? ¿Cuáles son los sonidos que aparecen? ¿Me atraviesa alguna emoción? ¿Puedo sentirla?
Ahí hay una consciencia que empieza a unificarse con la vida. Y es justamente eso lo que nos produce paz.
Ananda, en cambio, cae que nos vamos no quiero sentir, tengo algo más importante que hacer en el futuro, esto no vale la pena.
La alegría, el gozo, la paz se esfuman porque me estoy separando de la vida.
Me gusta mucho descender esto a tierra porque lo podemos experimentar ahora mismo, esos.
[00:20:51] Speaker A: Momentos de dicha absoluta. Esta dicha absoluta la podemos experimentar siempre, pero parece que son fugaces en el tiempo.
Parece que estamos en el tiempo y en el espacio, y tampoco estamos ahí, sino salimos de ese lugar para poder realizar lo que somos verdaderamente. Pero esos momentos de dicha fugaces en el tiempo, luego nos quedamos ahí atorados y luego queremos buscarlos y buscarlos y buscarlos. ¿Cómo se puede hacer cuando esto está sucediendo.
[00:21:32] Speaker B: Cuando nos quedamos, como tú muy bien dices, atorados en algo muy gratificante que hemos vivido, incluso a nivel espiritual? Lo que está pasando es que esa mentalidad del retener, del conseguir, se ha filtrado también en nuestro mundo interior y tiene miedo de que se le vayan. No quiero que esto se vaya porque me parece que hay poco de esto y quiero más porque esto en el fondo es lo que yo deseo.
Pero en realidad sufrimos cuando nos aferramos, porque la vida es puro cambio, puro dinamismo, y hay momentos en que nos ofrece la vivencia de ese gozo, pero luego inmediatamente toca otro tipo de ola en nuestro océano y justo en esa alternancia, en aceptar esa alternancia, es donde está nuestra paz. Pero la pequeña mente que está demasiado empapada de ese sistema de pensamiento que todo lo quiere agarrar y retener, se aferra a este estado no, no, no quiero, tengo miedo de que se me vaya y si no lo consigo de nuevo voy a hacer todo lo posible por volver a él. Y ahí hay sufrimiento. ¿Cómo salimos de ahí? Preguntas.
Siendo conscientes de que ahí, en esa búsqueda de una paz que ya pasó, un gozo que ya pasó, hay agitación, hay temor. ¿Entonces, qué puedo hacer? ¿Puedo detenerme y puedo observar este sufrimiento en mí, esta búsqueda? ¿Y ves? Cuando la observo, yo ya me he situado en un lugar más profundo, en una consciencia que bueno, es verdad, se está produciendo un movimiento de agitación y de búsqueda, lo permito. Y eso nos ha llevado directamente al ser.
[00:23:34] Speaker A: Muy bien, pues nos vamos a ir a un corte, Dora, y vamos a regresar en un momento. Amigos, estamos en tu programa Cuento Contigo. Yo soy la señora Elena Torres y está con nosotros Dora Gil. Regresamos, regresamos a tu programa Cuento Contigo. Amigos, yo soy la señora Nena Torres y está con nosotros Dora Gil Ruiz. Tú eres psicoterapeuta, tú eres psicóloga. ¿Qué eres, Dora? Bueno, en tus tiempos libres digamos que.
[00:24:39] Speaker B: Estudié psicología porque desde muy pequeñita me interesaba mucho el autoconocimiento y comprender todo el sufrimiento que yo desde entonces ya vivía. Y sí estudié, pero nunca he seguido la línea de la psicología tradicional porque me resultaba muy corta, no me llegaba a responder ni ayudar vivencialmente, con lo cual inicié todo un recorrido de autoconocimiento por otras vías la vía de la meditación, del yoga, de la terapia transpersonal, a la que me he dedicado mucho tiempo. Y ahora sí, ofrezco sesiones personales también para los seres humanos que desean realmente esa profundidad y que a partir de cualquier acontecimiento de sus vidas que sea significativo, como una pérdida, un momento de sufrimiento, una ruptura, cualquier cosa, quieran no solo arreglar ese momento para seguir funcionando, sino abrirse a una perspectiva mayor, esta de la que estamos hablando. Para eso son muchas veces estos movimientos tan intensos que suceden en nuestra vida, que nos dejan todo desbaratado, son una llamada muchas veces a ver de otra manera, a vivir de otra manera. Y a eso me dedico también, aparte de realizar retiros, encuentros, charlas, escribir. Es muy variado mi dedicación.
[00:26:10] Speaker A: Pues aquí tienen amigos, cuando ustedes necesiten. Aquí está Dora Gil Ruiz. Muy bien, pues estábamos hablando de todo esto que vivimos cuando nos ponemos en modo personaje, en modo diferente, y tú nos das la idea de que aquietarnos nos regresa a ese lugar, pero el cambio para todos nosotros, para mí por lo menos, es incertidumbre. Ese cambio constantemente que tiene la vida en este planeta, ahora en este planeta es incertidumbre. Y tú nos hablas de aquietarnos, y nosotros me aquietaré por un instante, regresaré a mi hogar, porque todo está disponible ahí para mí.
Esa parte que tú nos platicas, regresamos ahí cuando decidimos regresar. Platícanos de eso, de ese modo, de ese cambio, de ese vuelco, de esa parte que tenemos todos que hacer para poder dejar de estar sufriendo en el mundo de la incertidumbre.
[00:27:27] Speaker B: Claro, qué bueno, qué buena pregunta, nena, esta también. Porque en realidad se trata solo de eso. Nuestro sufrimiento proviene de estar buscando donde no hay, en otro momento, en otro espacio, en otro tiempo. Entonces me detendré por un momento, me detengo en este instante y vuelvo a mi hogar.
Es justamente lo único que necesitamos, recuperar la consciencia del presente, de este instante, que es lo único que existe en donde podemos descansar, ese instante en el que nos ofrecemos, podemos empezar por ahí, una pausa, yo le llamo la pausa sagrada, en medio de cualquier momento del día.
¿Y si me aquieto? Cuando mi cabeza está a 100 /h cuando como consecuencia de tanto movimiento mental mi emocionalidad está tan agitada, tan contraída, que se produce tanta ansiedad muchas veces, tanta incertidumbre mental, son una llamada. ¿Y si te aquietas? ¿Y si vuelves a casa?
Necesitamos incorporar el cultivo de la pausa.
Me aquieto, quiero vivir este instante.
Aquietarnos es una decisión, una decisión muy poderosa en nuestros días, en la que todo nos lleva hacia otro lugar. ¿Me aquieto y entonces puedo experimentar que hay mucho movimiento, o sea, el hecho de aquí me que bien, ya me siento estupendamente, no? ¿Me aquieto y ese aquietamiento me deja caer en un espacio más profundo en el que puedo respirar, en el que puedo sentir como mi cuerpo está agitado, como mi mente está agitada, pero ves? Ya no estoy identificada con eso.
Estoy en mi hogar y puedo observar que en la superficie se están produciendo muchos movimientos. Es como entro en el fondo del océano y puedo notar que en mi superficie hay mucho oleaje. Sí, pero yo ya no estoy identificada en el oleaje. Descanso. Entonces la respiración, por ejemplo, para mí es como una aliada maravillosa que nos trae a que ese instante sagrado, esa pausa, la vivamos celularmente, no solo como algo mental ale, me aquí un momento y ya sigo. No, que todo nuestro ser se aquiete, que entre el aliento de la vida y vaya suavizando todas esas contracciones que normalmente se suceden en nuestro día a día. Entonces descansamos y en esa alianza con el aliento, que es la alianza con la vida, estamos en lugar seguro. Entonces mi propuesta siempre es para mí y para todos, cultivar esas pausas, ofrecernos ese regalo, porque cuanto más las cultivamos, cuando más nos dejamos caer en la profundidad, más nos habituamos a estar en el hogar y más nuestra capacidad de observar lo que no es real, lo que es un vaivén constante. Pensamientos, emociones, impulsos, sonidos, ya no son algo con lo que estoy identificada, estoy en mi hogar. Y aunque eso se siga dando, yo puedo descansar en esa contemplación.
Entonces, no es que esa pausa sea Ah, ya está y estoy en el paraíso. No, estoy en mi lugar y ya no me confundo con lo que no es verdadero, que es nuestro sufrimiento.
Nuestro sufrimiento es esa confusión con el mundo mental, con el mundo emocional, en la que nos empequeñecemos, como si nos metiéramos en pequeñas nubes y no pudiéramos ver la inmensidad de la luz del sol. Entonces estoy ahí dándole vuelta a ver cómo arreglo esto, cómo consigo lo otro. Fíjate lo que me ha dicho metida en una nube. ¿Qué es la pausa? La pausa es uff, estoy sufriendo, estoy disminuyéndome, estoy contrayéndome, me voy a volver al cielo, me voy a detener de nuevo para tomar conciencia del espacio.
Y la consciencia del espacio es fundamental en nuestra vida, porque en nuestra mente no hay espacio cuando vive en ese modo.
En cambio, cuando nos detenemos y nos dejamos respirar, la misma respiración ya genera esa espaciosidad contemplativa en la que descansamos y en el que las nubes ahora son observadas, en las que ya no nos sentimos identificados con esos fenómenos que nos estaban arrastrando. Entonces es fundamental para mí el cultivo de la pausa, del detenerme, del permitirme sentir lo que estoy sintiendo cuando me paro. A eso le tenemos mucho miedo, porque nos da la sensación de que lo que estamos sintiendo no es adecuado es amenazante y sin embargo es pura vida que necesita justamente que la acompañemos, que nos unamos, que no la abandonemos para irnos a pensar. Entonces es muy importante recuperar esta capacidad de no asustarnos de lo que está pasando aquí dentro cuando nos detenemos, sino respirar con todo, acompañar todo, en lugar de recurrir, como muchas veces hacemos, hacer cosas para no sentir. La mayoría de las adicciones son justamente esto. Muchos de los haceres de los que estamos hablando son cosas que hacemos para no sentir nuestro malestar. Me voy a trabajar, voy a hacer cosas, voy a tomarme algo, voy a abrir la nevera, voy a beber, voy a llamar a alguien. Hacer, hacer, hacer. ¿Para qué sentido tiene no sentir el malestar que provoca esa forma de pensar tan desbocada? Y si en lugar de hacer cosas volvemos aquí, nos dejamos descansar y sentimos, dando permiso y espacio a lo que estamos sintiendo, en vez de taparlo con cosas, con alimentos, con actividades, entonces se abre realmente una posibilidad extraordinaria que es la unión con nuestra vida, la unión, el amor de alguna manera, el estar aquí ahora, con lo que en mí sufre. Y en ese estar el sufrimiento poco a poco se disipa, porque lo único que estaba deseando nuestra vida era nuestra presencia, nuestra consciencia, no que nos fuéramos a hacer otras cosas, a pensar, a tomar cosas.
Entonces esa pausa me adentraré en mí, en mi hogar, me detendré, iré a casa, aunque a veces no sea muy satisfactorio para la pequeña mente, es fundamental para la unificación, para tomar consciencia de lo que somos.
[00:35:14] Speaker A: Exactamente, así es.
Te voy a hacer una pregunta, Dora hermosa, porque nos estás explicando muy bien todo esto y nos estás diciendo que en cualquier parte, en cualquier lugar puedo hacer esa pausa y puedo regresar a mi hogar, pero ni siquiera sabemos hacer eso. ¿Per quiero que me platiques, te voy a preguntar, incluso en los momentos más difíciles y más llenos de miedo, hay en nosotros un sustrato inmutable, indestructible, que se preserva para nosotros siempre? Piénsalo y ahorita me contestas.
¿Qué pensaste, Dora?
[00:36:27] Speaker B: Pues comprendí de nuevo que ese sustrato es la verdadera realidad y que está siempre aquí, sea lo que sea lo que nos pase, cosas que nos agradan, cosas que nos desagradan, cosas que nos hacen sufrir enormemente. Todas las cosas que acontecen en nuestra vida son, digámoslo así, olas de experiencia, olas de vida que a veces son inmensas y a veces son suaves, a veces son llevaderas, a veces son tsunamis. ¿Y qué hay debajo de esas olas? Siempre el mismo sustrato, el océano, es decir, la vida que somos, nuestro ser. Entonces, justamente en los momentos de mayor sufrimiento, como tú apuntabas, es cuando más necesitamos dejarnos absorber por esa llamada del ser, porque en ese lugar más profundo de nuestra vida podemos descansar mientras que todo se está moviendo muy fuerte. Además, podemos dejarnos sentir lo que sentimos, porque nos sentimos apoyados en algo que es nuestro hogar, nuestra consistencia, nuestra sustancia.
Ese sufrimiento solamente se vive de forma muy tremenda cuando no tenemos donde apoyarnos, cuando estamos demasiado vinculados al movimiento de la ola. Cuando la ola dice uy, uy, uy, qué va a ser de mí que ahora voy a caer y no hay nada que me sustente. De alguna manera hablo en metáfora, pero si sabemos que es verdad, hay mucha agitación, pero me está sosteniendo el océano, ese sufrimiento pasa a ser contemplado como lo que es una ola de vida pasajera. Ahora, esto no es una cuestión mental. Necesito, en medio del mayor sufrimiento, haber asimilado y cultivado la capacidad de detenerme. Por eso la pausa de la que hablaba antes es algo que necesitamos ir cultivando en todos los momentos, no esperar a que lleguen los momentos de sufrimiento. Hacernos familiares con habitar ese espacio profundo para que cuando las olas más intensas llegan, que parecen arrasarnos, tengamos ya una familiaridad con la quietud y sepamos que pase lo que pase, podemos descansar en ese hogar en el cual, cuando aceptamos aquietarnos, sí vamos a sentir corrientes muy intensas, sí vamos a observar pensamientos muy llamativos, muy conflictivos, pero estamos realmente respirando el aire de nuestro hogar y eso nos sustenta, porque no tenemos que hacer ahí nada más que dejarnos descansar ahí en espera de que la tormenta pase, sin tener que modificar las variables, tratar de arreglarlas, controlarlas solas. En ese descanso todo vuelve a su origen.
[00:39:48] Speaker A: Así es. ¿Eso es una cosa que todos, que eso que nos estás explicando es maravilloso que lo podamos entender y que ojalá que lo podamos practicar, verdad? Estamos hablando del mar como un símbolo y a mí me gustaría que habláramos de ese símbolo, porque todo el mar es un mar. Todo en el mar es idéntico a sí mismo.
En el mar no hay ninguna agua aparte, separada del agua, no hay ninguna ruptura de su unidad absoluta. Platícanos del mar. Claro, esto es hay un libro hermoso, maravilloso, no sé si lo has leído, de Pedro Rodea, que se llama libro de los espejos.
[00:40:34] Speaker B: No he leído ese libro.
[00:40:36] Speaker A: Es un libro hermosísimo, hermosísimo, que ojalá lo busques, lo leas, está en Amazon, que se llama el libro de los espejos y habla de todo lo que somos realmente.
Entonces veamos ese símbolo que tú pones del mar.
[00:40:52] Speaker B: Sí, es muy interesante. Yo lo uso con frecuencia también porque es muy significativo.
Nuestra sustancia es el agua, digamos, estamos hechos de esa misma sustancia todos. Lo que pasa es que en la superficie nos individuamos y cada uno representa una ola que toma una forma, pero estamos hechos de la misma sustancia que es agua. Y el problema sucede que en la superficie, como nuestras formas, la forma que ha tomado el agua, su contorno, es diferente, nos da la sensación de que estamos separados, de que somos distintos, de que no compartimos esa misma sustancia. Y no sólo entre nosotros, sino que las formas que toma la vida, aparentemente amenazadoras, a veces también están hechas de ese agua. Pero a la mirada superficial, por las formas que toma, le asustan y se olvida de que detrás está esa sustancia que nos es común a nosotros y a todo lo que existe el agua. Todo está hecho de vida, todo está hecho de Dios, podríamos decir también. ¿Ves? Dios es la sustancia de toda la vida. Es la sustancia para mí muy interesante darnos cuenta y recordarnos cuando nos llegan estos momentos tan desafiantes, a veces estas olas tan turbulentas de miedo, rabia, temor, angustia, son olas, están hechas de vida, son oleadas de vida. Entonces no hay nada que temer, sino simplemente situarme en ese lugar más profundo del océano desde el cual esas olas pueden ser simplemente permitidas, recibidas, como lo hace la totalidad del agua, que no se asusta porque sus manifestaciones sean de una manera o de otra, que no prefiere un tipo de olas a otras, que no se aferra a las olas bonitas y desprecia las aparentemente desagradables.
Recordarnos todo es vida, todo es la misma agua. Tú y yo compartimos la misma sustancia. Este acontecimiento, esta nube de pensamiento, esta oleada de emoción está hecha de lo mismo. No me dejo engañar por la apariencia que está tomando, por su contorno, por sus sonidos, por sus sensaciones, sino que todo es una invitación a ir más allá de ese disfraz que está tomando la ola y descubrir la esencia, la sustancia profunda en la que no hay separación.
[00:43:48] Speaker A: Entonces, esto que estamos platicando de esta idea del mar, este símbolo, nos estás diciendo tú que el mar por todas partes es idéntico a sí mismo, como nosotros en nuestra existencia, como fuimos creados, por todas partes solo hay mar.
Y esto es así ahora, porque yo soy siempre ahora.
¿Eso es lo que nos estás platicando? Platícanos.
[00:44:20] Speaker B: Sí, eso es lo que estaba a lo que estaba aludiendo. Y siempre mí hay el deseo de que estas cosas de las que hablo no se queden en ideas bonitas, que lo son, por eso nos impactan o por eso nos atraen, sino que las traigamos a la vida. ¿Ves? Si no, para mí no tiene sentido nada de lo que hablemos. De hecho, todo lo que hablo me gustaría que fuese una puerta hacia la vivencia. ¿Entonces, cómo vivenciamos esto de todo es océano, todo es agua?
¿Justamente redundando en esto que decía en este mismo instante, tú dónde estás? ¿Yo dónde estoy? Cada uno de los que nos escuchan dándonos cuenta y recordándonos Mira, puede que estés sintiendo una emoción desagradable, puede que esté escuchando algo que no me gusta, pero todo esto ahora mismo son solo formas momentáneas que está tomando el océano, la vida. Entonces, si yo me engancho en erradicarla, quitarla, temerla, ahuyentarla, me pierdo, porque pongo una energía en algo que es simplemente provisional y que tiene su propia dinámica. Una emoción llega, sube, baja y se disipa. Una ola hace eso. Pero si yo me pongo a querer que la ola se detenga, a tratar de eliminarla, pierdo una energía innecesaria y sufro. Entonces tengo la oportunidad de decir no, es solo una ola de vida, eso está hecho de la misma sustancia que mi propia vida. Y si descanso en esa vida que ambos somos, si respiro e inhalo esa vida que nos une a todo el aliento de la vida, que une a todas sus partículas, y descanso en la unidad, dejando que las cosas se muevan, permitiendo esos sonidos, permitiendo estas sensaciones sin encerrarme en ellas.
[00:46:25] Speaker A: Eso está muy bonito y esta metáfora que estamos utilizando ahora me parece muy bonita, pero nos vamos a ir a un corte, pero es que no quisiera cortarte en ningún momento, pero en todos los peces son el ojo con el que el mar se ve a sí mismo.
¿Cómo ves esto ahorita que regresemos del corte? ¿Nos vamos a ir a un corte, sí o no? Es corte comercial, Rodolfo. Sí. Entonces fíjate, esto que yo estoy pensando en todos los peces son el ojo con el que el mar se ve a sí mismo.
¿A dónde irá un pez cuando siente el anhelo irresistible de ver el mar?
Pues vamos a ir a un corte, amigos, y tenemos a una invitada muy, muy, pero muy hermosa, muy especial, que nos viene a platicar cosas tan interesantes de cómo podemos ser nosotros y darnos cuenta de que somos unidad, de que somos un solo ser. Estamos utilizando el mar como símbolo. Regresamos en un momento, amigos, estamos en cuento contigo.
¿Pues entonces, qué me puedes platicar? Bueno, regresamos, amigos, estamos en cuento contigo. Está con nosotros Dora Gil y nos está platicando del hacer al ser. Ella tiene un libro que se llama así, que yo estuve viendo que nada más me pusiste muy poquitas páginas, yo ya estaba interesadísima en seguirlo leyendo. ¿Dónde podemos ver ese, estudiar, comprar, tener ese libro que se llama del hacer al ser?
[00:48:37] Speaker B: Pues ese libro está disponible, bueno, aquí en España en muchas librerías, pero también para todos los países a través de Amazon o a través de la editorial justo ahí que estáis poniendo en mi página web, hay todas las maneras de conseguir en busca libre es muy accesible, se está extendiendo también mucho en países de América del Sur.
Y bueno, la verdad es que es un poco la expresión de cómo mi vida ha ido llevándome a este descubrimiento del ser momento a momento, con muchas cosas prácticas, con muchas sugerencias vivenciales, nada teórico, aplicado a todo, a las relaciones, a las emociones, a las adicciones.
Como que todo es una oportunidad para descubrir ese ser que somos cada momento.
[00:49:32] Speaker A: ¿Tomando este símbolo que estamos utilizando, el mar, cómo es cuando nosotros, como siendo el símbolo de los peces son el ojo con el que el mar se ve a sí mismo, decimos adónde irá un pez cuando siente el anhelo irresistible de ver el mal? Es decir, a dónde iremos cuando ya somos eso, cuando somos el ser, cuando somos siempre ahora, porque somos plenitud eterna siempre ahora, pero no lo sabemos y creemos que tenemos que salir a buscarlo. ¿Y a dónde irá con este símbolo un pez cuando siente el anhelo irresistible de ver el mar, de ver el mar? ¿Qué camino podría tomar? Todo esto es de Pedro Rodea, pero yo lo quiero utilizar ahora con esta invitada que tenemos tan especial. ¿Qué nos puedes contestar con este símbolo que estamos poniendo en el mar? Porque a mí también me encanta ese símbolo.
[00:50:41] Speaker B: Qué bonito lo que plantea sobre los peces. Como que para mí, cada uno de nosotros somos una expresión única del ser que nos ha concebido para verse a sí mismo de infinitas maneras. Además de ser todos el ser, cada uno somos una expresión particular 1 forma particular en la que él se conoce a sí mismo. Entonces no hay nada despreciable en ninguno de nosotros, porque todos somos sus ojos, su su sentir, su manera de captar su propia creación a través de nuestra particularidad, de nuestra individuación.
No tenemos que ir como peces a ninguna parte para ver el océano, porque justo en este instante ya estamos en esa parte del océano que nos corresponde, la que se nos ha asignado para que el océano se vea a sí mismo en ese mundo que a cada uno nos envuelve y nos rodea. No hay ningún error en ello. El sufrimiento está en creer que esto que yo veo, esto que yo siento, esto que experimento es inadecuado, erróneo o no valioso irme a buscar otro océano supuestamente mejor. Entonces, ahí donde yo estoy, ahí donde tú estás, somos cada uno ese pez diseñado para explorar desde una mirada diferente el trocito de océano que se le ha otorgado, para que ese océano se descubra a través de ojos totalmente diferentes, infinitos ojos, infinitas percepciones. Y es tan bonito y tan creativo esto que si no lo despreciáramos y lo asumiéramos, sería un descanso profundo, porque estoy donde tengo que estar, este es el momento, este es el lugar, este es el océano a través en el cual Dios quiere verse a sí mismo. Estos ojos con los que yo miro son los ojos que el océano quiere usar para ver este mundo que a mí se me ha otorgado. A mí me encanta saber de nuestra unidad profunda, pero al mismo tiempo de nuestra individuación, porque eso es la infinita creatividad del océano, la infinita creatividad de Dios que se gratifica, que se goza de verse a través de cada uno de nosotros. Entonces no tenemos que ir a ninguna parte, estoy donde tengo que estar y todo lo que vivo puede ser mirado, fíjate, con una nueva mirada, la mirada del océano. Hasta ahora he estado mirando mi mundo con una mirada muy sesgada, muy reducida, muy juzgadora. Esto no me gusta, esto no tiene que ser así, tengo que conseguir otra cosa, no valgo, soy insuficiente. Es una mirada muy reducida, no es la mirada del océano.
La mirada del océano es amplitud, es permisividad, todo puede estar aquí, todo es nutrido, todo es permitido. Entonces cuando yo empiezo a integrar esa mirada, dejo que el océano se mire a través de mis ojos con esa amplitud y le otorgo a todo mi mundo, a todas mis experiencias, esa amplitud del océano. Y entonces cumplo mi función, que es que el océano pueda mirar a través de mis ojos de pez, pero desde su perspectiva, no de la mía reducida, que todo lo juzga, lo compara, lo elimina.
Es muy bello esto, comprender esto y realizarlo.
[00:54:30] Speaker A: Me gustaría leerte un pedacito de esto que tengo, pero como tengo el ojo bueno, ya no voy a decir eso porque le estoy dando realidad a esto. ¿Pero me permites leerte un pedacito de este libro que me parece muy hermoso, que es de Pedro Rodea, que qué pensarías tú de un pez del mar que quiere llegar al mar?
Cuando él es el mar, él come mar, respira mar, su comienzo es el mar, su existencia entera es el mar, jamás ha venido, jamás ha venido él al mar, jamás abandona él el mar y sin embargo él no ve el mar, él quiere llegar al mar. El mar es como un prodigioso sueño que él anhela, aunque su sueño está hecho de mar.
¿Qué te parece esto? ¿Lo podrías comentar y ya cambiamos de tema para que sigamos con la respiración?
[00:55:39] Speaker B: De hecho hay una anécdota muy divertida sobre esto que has leído. ¿Dice que va un pececito joven, muy inquieto a buscar a un gran pez en el océano, al gran sabio, y le dice Oiga, por favor, me puede indicar dónde está el mar, dónde está el océano? ¿Y dice el gran pez el océano? Pero si el océano es esto. Estás en el océano. ¿Y sabes? El pececito se quedó tan decepcionado que se dio media vuelta y se fue porque quería seguir buscando en otro sitio, en otro lugar. ¿Cuando estamos inmersos, este aire que respiramos y que nos envuelve, ves? Es el océano.
Los peces están rodeados de agua, pero nosotros estamos inmersos, sumergidos en un océano transparente de vida que constantemente se adentra en nosotros al respirar y nos sostiene y nos inspira y nos vitaliza y nos limpia. Estamos en él, vivimos, existimos, tenemos en él nuestra existencia, somos nutridos constantemente por este océano. Lo único que necesitamos es parar, asumirlo y darnos cuenta, sentir esa total nutrición que constantemente nos visita.
Dejarnos descansar con cada respiración en él. No hay ningún otro sitio al que ir. Está aquí.
[00:57:14] Speaker A: Qué bonito. Ahora háblanos acerca de la respiración, de la respiración consciente.
[00:57:20] Speaker B: Vale. Yo, como cuento en el libro de la ceralse, bueno, también en otro libro, en todo lo que hago y digo siempre sale este tema, se abrió una gran puerta en mi vida cuando a los 18 años descubrí la respiración.
No descubrí una técnica, no descubrí un método, descubrí el aliento de la vida, descubrí el océano de la vida adentrándose en mi nariz, por mi nariz, empapando todos mis tejidos y llevando todo mi ser a unos niveles y a una frecuencia que yo desconocía. Porque yo había pasado muchos años viviendo en mi cabeza, viviendo, pensando, pensando, pensando, buscando, buscando, buscando y mi cuerpo se había quedado desvitalizado y totalmente contraído. Cuando yo descubrí la respiración fue como empezar a darme cuenta caramba, pero si estoy en un océano de vida que constantemente me vitaliza, me renueva, llena mi mente de ideas renovadas, me llena de creatividad. Y entonces fue cuando me hice adicta de la respiración. De alguna manera decidí que no quería más que vivir en esa comunión con el aliento de la vida.
Desde entonces lo vivo conmigo misma y lo comparto siempre porque me parece la forma más extraordinaria y más eficaz que tiene la vida de traernos al presente, a la realidad, al hogar. Es gratis, es accesible, está aquí para todos nosotros.
[00:59:09] Speaker A: Pues mira, quiero que lo pienses porque ahí dijiste unas palabras muy importantes. Piénsalo muy bien. ¿Cómo podemos vivir en ese aliento de la vida? ¿Eso que acabas de decir es muy, muy, muy importante, pero piénsalo muy bien y ahorita me cuento, Dora, cómo podemos vivir en ese aliento de la vida?
[01:00:05] Speaker B: Ya vivimos en ese aliento de la vida, no hay otra cosa. Somos esos peces inmersos en la energía del aliento de la vida, en el existimos, nos movemos constantemente. Lo único que necesitamos es darnos cuenta, cuenta de gustar eso. Y para ello necesitamos aquietarnos y tomar consciencia de una sola respiración.
Lo podemos hacer mientras hablo, siento el aliento adentrarse en mi nariz, provoca sensaciones, lo siento expandirse en mi pecho, me expande por dentro. Noto como poco a poco va saliendo de mí, limpiándome de forma natural de todo lo que no necesito. Y descanso, descanso y no tengo que ir a buscar otro. El mismo aliento, cuando yo lo espero, viene a renovarme de nuevo, a darme su nutrición, su sostén. Yo no tengo que hacerlo. Lo más fundamental para mí, como para los peces en el océano, me está siendo dado constantemente. ¿Qué tal detenerme a degustarlo? ¿Qué tal detenerme a apreciarlo? ¿Qué tal detenerme a vivir? ¿Solo este aliento? No tengo otro. Había un maestro semi que de Thich Nhat Han que decía puedo hacerme feliz con una sola respiración. Es decir, decía, puedo respirar este aliento de tal manera que me ponga en contacto con la verdadera felicidad. ¿Parece una locura, dirá la mente, cómo una respiración me va a hacer feliz? No, la respiración en sí no. Pero cuando tú te conectas con ese aliento, tu consciencia se unifica con la existencia y descansas, porque estás aquí, estás presente. Tú no puedes estar respirando y pensando en otra cosa. Cuando tú respiras y te unes conscientemente al fluir de ese aliento que te vive, tú estás automáticamente viviendo este instante.
El aliento, la vida, está siempre aquí. Y cuando tú te conectas con ella, vuelven naturalmente al presente.
Es facilísimo, es accesible para todos, pero la mente siempre le parece que hay algo mejor que hacer, que esto es demasiado simple.
Pero cuando poco a poco nos enamoramos de lo simple y empezamos a frecuentar esta constante nutrición de la vida y dejamos que ella no solo nos vitalice o nos calme, sino que nos damos cuenta que hasta en momentos de mucha agitación emocional, si la acompañamos con la respiración, damos espacio a todo ese movimiento y todo vuelve a su cauce naturalmente.
Es un aliado maravilloso. Es un vínculo entre lo invisible y lo tangible. El aliento no se ve, es transparente, no tiene forma. Y sin embargo, cuando se adentra en la forma, hace algo, la vitaliza. Entonces funciona como una especie de puente entre lo no manifestado, lo no visible y lo manifestado. Y ahí nos unificamos vivencialmente en lugar de mentalmente, con esta realidad amplia que es nuestro ser.
De hecho, en mi libro del hacer al ser, dedico todo el primer capítulo a la respiración. Se titula Enamórate de tu respiración. Y todo son propuestas muy prácticas para que se produzca este enamoramiento.
¿Qué pasa cuando me enamoro? Que no me quiero ir de aquí, que no me quiero ir de la realidad, porque el aliento me trae a la realidad, me saca del peliculeo mental, del constante enganche en ese mundo virtual de la mente y me trae a la simplicidad del presente, a la realidad en la que soy. Constantemente sostenida, amada, respirada, limpiada, nutrida. Pero eso no es una idea, lo vivo cuando me uno a eso que está siempre aquí, vivencialmente.
[01:05:12] Speaker A: ¿No sé si esto responde perfectamente bien, pero te quiero preguntar cuando pienso, me hago humano?
[01:05:22] Speaker B: ¿Cuando pienso me hago humano? ¿Es tu pregunta?
[01:05:25] Speaker A: Sí. ¿Cuando pienso me hago humano, dejo de ser el ser y soy humano?
[01:05:30] Speaker B: Bueno, mira, yo te diría que hay dos formas de pensar. Hay un pensamiento que brota del ser, que está al servicio del ser y que nos conecta con él y nos sirve para crear desde el ser.
Ese pensamiento no genera infelicidad y es una expresión viva y poderosa del ser que somos, que es utilizada en el mundo de la forma para su creación. Y luego hay un sistema de pensamiento totalmente disfuncional del que ha surgido esa sensación de separación estoy separada, nada me sostiene, no valgo, soy insuficiente, tengo que conseguir esa forma de pensar, que en realidad no lo llamaría ni pensar, pero que eso es lo que está totalmente invadiendo nuestra mente.
Es lo que cuando nos vinculamos con ello, perdemos el contacto con el ser porque nos saca de esa intimidad, de esa conexión.
Entonces ahí no es que nos hagamos humanos, es que nos vamos, nos alejamos de la vida, nos hacemos como robots de alguna manera, perdemos la conciencia de lo que somos.
Eso genera tanto sufrimiento, tanto vacío y tanto malestar que en sí mismo es una llamada a volver. Ese sufrimiento que se genera cuando nos vamos mentalmente del presente, en sí mismo es una invitación a decir uy, uy, uy, uy, uy, qué alteración, qué malestar. Debo estar pensando algo que no está conectado con mi ser y entonces necesito aquietarme, necesito volver a respirar, necesito volver a alinearme, necesito volver a conectar porque me estaba yendo de la vida.
[01:07:32] Speaker A: Muy bien. A eso nosotros le llamamos el sistema de pensamiento del ego.
[01:07:36] Speaker B: Del ego, exactamente.
[01:07:38] Speaker A: El sistema de pensamiento estamos sufriendo, en el que nos dicen no sirves, no vales, estás enfermo, te vas a morir, no puedes con esto, eres inútil, no vales. Bueno, todo eres rechazado, ni tu mamá te quiso, fíjate. Entonces todo eso y nosotros le hacemos caso a eso. Y el otro sistema es el sistema del espíritu, en el que nuestros pensamientos son exactamente alineados al amor del espíritu. Soy tal como Dios creó, soy un solo ser con mi creador.
Entonces, qué hacemos cuando todos esos pensamientos del ego, egoicos están apareciendo en mi vida y nosotros le damos, a mí me gustó esta expresión tuya y en tu libro que dices que le estamos dando de comer a los pensamientos, le estamos dando el combustible para que sigan dándonos guerra. ¿Cómo podemos hacer eso para poder dejar ese sistema de pensamiento que nos atormenta?
[01:08:46] Speaker B: En realidad lo único que les da esa aparente vitalidad o realidad que tiene. Es eso nuestro alimento, nuestro enfoque, nuestra identificación, nuestra credibilidad, se alimentan de eso, porque en sí no son nada. Hay una ley que dice allí donde tú pones la atención, eso crece, porque tú lo vitalizas con el alimento, el combustible que es tu atención. Entonces no hay nada que hacer más. Ya hemos hecho bastante dándoles tanta atención, tanto alimento, tanta credibilidad. Ahora se trata justamente de dejar de alimentar eso, de dejar de poner ahí el foco, de observarlos como lo que son, simples propuestas en las que pusimos nuestro foco y credibilidad. Y en lugar de poner ahí la atención, empezar a ponerla en nuestro ser, en la vida, en el presente, en el aliento, en lo que es real, como la misma ley juega, allí donde pones la atención, eso crece. Este presente, esta realidad, esta vida que somos, al recibir nuestro aliento, nuestra atención, es lo que se va a extender, a desarrollar, a alimentar. ¿Y cuando estamos realmente ahí, tan empapados de esa vida, sabes lo que sucede? Es que entonces pasan los pensamientos y nos parecen películas. No nos apetece ni siquiera engancharnos en ellos, porque estamos viviendo una realidad tan pura y tan consistente a la que estamos alimentando, que no nos apetece disminuirnos en esas propuestas tan pequeñitas. Pero claro, todo esto que estoy diciendo, aunque suena muy atractivo, requiere dedicación. Para mí la palabra dedicación no podía faltar en este encuentro.
Requiere dedicarnos a alimentar nuestro ser, nuestra quietud, nuestra respiración, nuestra presencia, con tanta intensidad como durante tanto tiempo hemos querido alimentar a todas esas películas ilusorias del sistema de pensamiento, del ego.
Solo eligiendo constantemente alimentar el ser que somos, la luz que somos, la presencia, la vida que somos, y volviendo aquí constantemente, es lo que realmente va a priorizarse y a extenderse en detrimento de ese mundo mental tan reducido con el que nos confundimos. Es decir, vamos a alimentar el cielo de tal manera que prevalezca sobre las pequeñas nubes que constituyeron nuestra ilusoria realidad.
[01:11:48] Speaker A: Así es. Pues nos vamos a ir a un corte, amigos, y vamos a regresar en un momento. Estamos en tu programa Cuento Contigo y está con nosotros Dora Gil y nos viene a platicar cómo podemos empezar a alimentar eso que es para nosotros pues la maravilla, el poder estar en paz, el vivir en una paz no intermitente, sino en una paz constante. Y en el siguiente, cuando regresemos de este corte, Rodolfo nos va a platicar algunas cosas. Regresamos amigos, estamos en Cuento Contigo, regresamos a tu programa Cuento Contigo, amigos. Está con nosotros Dora G. Yo soy la señora Elena Torres y nos está explicando cosas muy interesantes. No te vayas poste, aquí sigue lo bueno todavía. Don Rodolfo, platícanos qué nos ibas a.
[01:13:17] Speaker C: Decir el día de hoy Buenos días, nena. Buenos días dorados.
Les avisamos a nuestros amigos de Cuento Contigo, esta comunidad que está creciendo cada día más, que tenemos diferentes medios y canales de comunicación para que nos hagan llegar sus preguntas, dudas, testimonios, las sugerencias de temas e invitados que desean que les llevemos hasta su hogar.
Tenemos aquí en San Luis Potosí el 4442-9892 en la extensión 21 74. También tenemos WhatsApp para que envíen su mensaje de texto al 52 4443-7565 o bien en nuestras redes sociales estamos en Facebook como Cuento Contigo TV, en Instagram estamos como cuento contigo radio. Saludamos a todas las personas que nos siguen, que nos ven, que nos escuchan en EE.UU. en las ciudades de Houston, Texas, Beaumont, Texas, Galveston, Baytown, Conroe, Pasadena, Katy, Texas, Corpus Christi, Texas, Piedras Negras, Tallahassee, Florida, Atlanta, Georgia, Lake Chars. Llegamos también a través del radio a la ciudad de San Antonio, Texas, en el 1500 20:00 a.m. en Hotsville, Texas, en el 104 tres FM, en Chicago, Illinois, en el 102 Nueve FM y en Independence, Iowa en el 95 tres FM y el 1200 20:00 a.m. deseamos a toda la comunidad Cuento Contigo que este 2025 sea pleno de bendiciones, de salud y de momentos de paz en este 2025. Agradecemos también a Naomidia que nos permite a través de su señal llegar a todos ustedes cada domingo para su bienestar y el desarrollo de sus familias. Adelante.
[01:15:33] Speaker A: Pues sí, muchas gracias Naomidia por todo lo que hace por nosotros. Realmente Naumedia nos está permitiendo pues que podamos ver, ver y escuchar. Adora y que nos ponen apoyo visual también aquí en este lugar en el que nos encontramos ahora, que es Naudiria. Muchísimas gracias a todos y feliz día de Reyes para todos los españoles, para todos los mexicanos. ¿Aquí se celebra también el día de Reyes allá en España también, verdad, Dora?
[01:16:11] Speaker B: Sí, sí, el día seis.
[01:16:13] Speaker A: El día seis, el día de Reyes. Feliz día de Reyes, amigos, para todos. Entonces, muy bien. Pues me gustaría preguntarte algo importante.
¿La identidad que yo tomo depende de quién creo ser?
¿Si creo que soy un cuerpo, viviré como en el mundo de las formas, en el mundo de los objetos? ¿O si creo que soy espíritu, viviré en ese lugar al que tú nos estás queriendo llevar?
[01:16:48] Speaker B: Claro, evidentemente todos nosotros hemos nacido en un mundo en el que rige ese sistema de pensamiento de separación, en el cual se nos hace creer que somos cuerpos separados unos de otros por un espacio y que estamos solos y que no tenemos nada que nos sustente y que dependemos de que otros nos puedan apoyar, de que el mundo nos pueda dar lo que nos falta. Y de ahí vamos poco a poco extrapolando una falsa identidad me falta esto, no tengo lo otro, necesito aquello, soy deficiente, tengo que conseguir, tengo que conseguirlo ya. Otros lo tienen, yo no. Entonces, cada uno de nosotros vamos generando una identidad falsa basada en un cuerpo separado. Y eso es muy doloroso por una simple razón porque no tiene nada que ver con la realidad.
Hasta la ciencia lleva ya años, la física cuántica, haciéndonos ver que en el trasfondo, más allá de estas formas, lo único que hay es una inmensidad de vida, de energía, todo comunicado con todo un inmenso espacio en el que no hay separación. Subyaciendo a la aparente separación, nuestro cuerpo físico, aparentemente tan solo sólido, es 99,99 % puro, vacío. Y eso la ciencia nos lo dice, pero eso no ha entrado todavía en nuestra comprensión. Y seguimos identificándonos con un cuerpo sólido separado, porque es lo que los ojos de este cuerpo ven, los sentidos de este cuerpo experimentan. Entonces eso soy. Y nos cuesta mucho salir de ahí, porque en nuestro mundo no se propicia la posibilidad de entrar en ese espacio de quietud desde el cual esa percepción sesgada y separada sea observada, no creída.
Y desde esa contemplación es como accedemos a la identidad verdadera que tú llamas espíritu, pero que podríamos llamar pura consciencia, pura vida, puro amor, puro ser lo que somos de verdad, amplitud, mucho más amplio que este pequeño cuerpo que es sólo una expresión de esa totalidad. Somos esa totalidad. Es como a mí me gusta mucho la imagen del sol, como cada uno de nosotros fuéramos una radiación, un rayo de ese inmenso sol que es el todo, la vida que se individualiza en un cuerpo, pero que no se reduce a un cuerpo, que está constantemente unido a esa fuente de la que surge y a través de este cuerpo se expresa. Pero es solo eso, el cuerpo es solo la expresión de esa esencia. Nuestro problema es haber olvidado la esencia, el rayo, y habernos reducido al vehículo de expresión. Y ahí sufrimos muchísimo, porque no tiene nada que ver con la realidad. Y todo lo que no es real genera sufrimiento.
Anhelamos la amplitud, anhelamos la luz, anhelamos la comunicación, porque es nuestra naturaleza y no soportamos la reducción en un cuerpo separado.
[01:20:33] Speaker A: Claro. Yo soy siempre ahora. Yo soy siempre ahora y he sido desde desde antes de que el mundo surgiera, yo he sido siempre lo que soy. Yo soy el que soy. Entonces, antes, muchísimo antes de que el tiempo y el espacio surgieran.
[01:20:52] Speaker B: Muy bien.
[01:20:53] Speaker A: Platícanos de esto. De la luz del ahora.
[01:20:59] Speaker B: Ah, la luz del ahora. El capítulo quinto de mi libro lleva este título la luz del ahora.
La luz del ahora es simplemente la realidad de este instante. En este instante no solo hay cosas, cuerpos, objetos separados, una persona, un cuadro, una maceta, un sonido, un pensamiento, una sensación, cosas.
¿Este instante está empapado en esa consciencia, en esa luz en la cual todos esos objetos surgen y se mueven, verdad? Pero la mente pequeñita, circunscrita al cuerpo, se queda como muy aferrada a las cosas. Ay, mira qué bonito. Mira qué objeto, mira ese cuerpo. Me gusta, no me gusta. Uy, esta emoción no me gusta. Uy, qué pensamiento me pasa. Y hace de eso el momento.
¿Este momento es un momento en que estoy con una persona? No, no solamente estás con una persona. Este momento es un momento de conciencia. Es como si un rayo de luz inmensa estuviese descendiendo, empapando este instante. Y además de que está esa persona, y además de que está ese objeto y de que surge ese sonido y que hay estas palabras que pronunciamos, todo eso lo podemos constatar porque hay un espacio de consciencia, una luz que nos permite sentirlo, verlo, observarlo. Y este espacio, esta luz, es lo que nos pasamos por alto con nuestra hipnótica atracción hacia el mundo de las formas. Nos pasamos por alto que además de las formas está esta luz, esta consciencia, este océano que nos envuelve. Y justamente recuperar la consciencia del espacio, del océano, es lo que hace que nuestra visión sea clara. Porque cuando nos circunscribimos a las cosas nos reducimos mucho. ¿Entonces, qué es la luz del ahora? Es la capacidad en este instante de detenerme y darme cuenta de que sí, hay cosas aquí hay una persona y unas voces, unos sonidos, experimento cosas.
¿Pero qué me permite darme cuenta de todo eso? Hay espacio, hay luz, hay una capacidad de ver, hay una conciencia que se da cuenta de todo y que es amplia, es espaciosa y no se aferra a los objetos, sino que los permite. Permite que esta voz se pronuncie, permite que este pensamiento pase, permite que esta sensación suceda, permite todo. Como el espacio de esta habitación lo permite todo. Pero sin el espacio de esta habitación no podríamos percibir nada. Eso lo explica muy bien en la tradición del Tao te King. En una habitación hay muchos objetos, pero lo que permite que esos objetos sean percibidos es el espacio de la habitación. Y eso se nos pasa totalmente inadvertido. Ese espacio es la consciencia silenciosa, el océano, la luz, la luz del presente. Entonces accedemos a ella cuando nos detenemos y en lugar de quedarnos enganchados en las cositas que están pasando aquí, respiramos y abrimos espacio y dejamos que las cosas se muevan, permitiéndolas suceder. En ese momento sentimos nuestra espaciosidad.
[01:24:51] Speaker A: Muy bien. Te voy a hacer una pregunta porque nos están carreando un poco porque el tiempo se nos acaba cuando llegamos, cuando podemos acceder a esa luz, a ese presente del que tú nos hablas, tendremos que atravesar algunos desiertos. ¿Piénsalo en mi contesto qué pensaste, Dorita?
[01:25:43] Speaker B: Pues en realidad, fíjate, la luz está siempre aquí.
La metáfora del sol no sirve. La luz del sol está siempre aquí, por ella vemos, por ella estamos vivos. ¿Qué pasa? Simplemente que nos hemos revestido de tantas capas de separación, de prejuicios, de pequeña identidad asustada de la vida, que ahora cuando queremos descubrir esa luz que nos envuelve necesitamos desvestirnos, quitarnos ciertos ropajes, hábitos de pensamiento, emociones asociadas, todos esos disfraces con los que nos hemos identificado, esos papeles que jugamos en la vida, porque eso obtura el contacto, la percepción natural de la luz. ¿Qué pasa? Pues que cuando nos vamos purificando de alguna manera o retirando todas esas capas, tenemos sensaciones extrañas, como de desierto. Decías tú qué raro, tengo que atravesar algo a lo que no estoy acostumbrada, parece como si me quitaran algo esencial. Y no, en realidad nadie nos está quitando nada, son simplemente capas que nos superpusimos y a las que nos habituamos. Y ahora cuando van cayendo nos parece que es raro, que eso es como un desierto, que es como un sufrimiento. Y sin embargo, aunque genere esas sensaciones curiosas, raras, a las que no estamos habituados, forma parte porque luego poco a poco vamos experimentando una mayor ligereza, una gran libertad, nuestros ojos se abren a la luz natural a la que empiezan a habituarse después de haber estado parapetados, encerrados en esos disfraces.
Hay veces en que se atraviesan periodos desérticos, pero son como periodos de liberación, de purificación de lo que obstruía nuestra mirada.
Pero todo eso es necesario, es perfecto, forma parte del proceso de liberación de alguna manera de lo falso para mí. Yo lo veo así o lo he vivido y lo vivo así.
[01:28:09] Speaker A: Muy bien, muy bien. ¿Y la experiencia es lo que nos hace tener la certeza, verdad? Eso es, la experiencia nos da la certeza. Lo demás no, lo demás todo es teórico, pero mientras tenemos experiencia, tenemos certeza. Muy bien, pues vamos a Es el último segmento de este programa. Nos gustaría que nos dieras tus redes para que nuestros amigos puedan comunicarse contigo si necesitan.
[01:28:37] Speaker B: Muy bien. Bueno, pues yo estoy en YouTube como Dora Gil. En mi canal de YouTube hay muchas diferentes listas de reproducción. Hay unas dedicadas a la meditación en el cual subo meditaciones con frecuencia de las que todos pueden aprovechar.
Subo entrevista, subo charlas, pequeñas inspiraciones Dora Gil. Tengo una página web también doragiluves, doragil puntocom, donde también se encuentran muchas propuestas, meditaciones, recursos. Tengo un blog en el que escribo periódicamente, inspiraciones que me vienen, en el que voy dejando todos los cursos que propongo, los retiros que organizo, los libros que escribo y las entrevistas que se me van haciendo.
Estoy también en instagram como Dora Gilruiz y también estoy en Facebook, pero ahora mismo yo no sé decir mi dirección, pero con Dora Gil me vais a encontrar seguramente, aparte que accedéis desde mi página web, a mi Facebook, a todas mis redes.
[01:29:47] Speaker A: Muy bien, amigos, pues ya saben dónde encontrar a Dora Gil. Muy bien, pues entonces vamos a cerrar este programa. ¿Con qué cierras, Dora?
[01:29:59] Speaker B: ¿Con qué podemos cerrar este programa que nos deje una huella profunda?
Pues como una invitación a vivenciar, a que nada de lo que aquí hemos dicho se quede en palabras bonitas, sino que nuestra alma, si ha sido tocada, si esto ha resonado en nuestro corazón, se decida, ahora que empezamos el año, por ejemplo, a una vivencia.
Esto es para vivirlo, hay otra forma de vivir, se puede vivir de otra manera y estamos aquí para experimentarla y realizarla. Hay otra mirada y estamos aquí para ofrecérsela a todo lo que aparece en nuestro presente. Es una invitación, vivámoslo, echemos mano de todos estos recursos, por ejemplo, que he nombrado y de tantos otros que existen para que esto realmente no me lo creáis, no lo creamos como alguien que dice algo, sino voy a experimentar si esto que dice tiene algo que ver con mi vida y con mi realidad. Voy a mirar si me puedo hacer más pausas en mi día a día, si en esas pausas puedo descubrir el valor del aliento, cómo el aliento me trae a la realidad, si en esas pausas puedo descubrir que mis emociones no son mis enemigos, sino partes de mí que están pidiendo atención y que pueden ser observadas y sentidas.
Vamos a vivirlo, vamos a traer a la vida que nuestras células se enteren de todo esto, a encarnar lo que comprendemos.
[01:31:49] Speaker A: Háblanos un poquito para terminar este programa también me gustaría, que es lo que dices en el último capítulo de tu libro Una sola vida que nos vive.
[01:32:03] Speaker B: Pues ese epígrafe va dedicado a soltar la la necesidad de hacer cosas por mi cuenta, de esforzarme por mi cuenta, de conseguir llegar a de soy yo el que tengo que en realidad no va de eso, no es personal. El camino de la consciencia, el camino espiritual es una vida, una sola vida que nos ha concebido, que se ha concebido a sí misma a través de todos nosotros para expresarse, como decía antes, en innumerables formas a través de las cuales quiere conocerse, conocer su creación y nosotros somos sus ojos, sus manos, su cuerpo, su instrumento. Entonces no se trata de hacer logros personales ay, he conseguido liberarme, he conseguido ser más consciente, ay, tengo que llegar a. No, sino más bien de soltar toda esa percepción tan personal y saber que somos parte de esa gran vida y que nos debemos a ella y que solo cuando dejamos que ella se viva a través nuestro, y eso es lo que podemos hacer en cada momento, unirnos a ella y dejar que se viva a través nuestro, nos vamos a sentir en paz y felices, porque no tenemos que estar esforzándonos por llegar a otro sitio, sino siendo instrumentos, las formas en las que esa vida se vive. ¿Qué nos queda? Unirnos a ella, enamorarnos de ella, dejarnos respirar por ella y así dejar que ella nos guíe hacia el desenvolvimiento de algo que es sólo suyo, que no nos hemos ideado, no nos hemos creado a nosotros mismos, ha sido ella quien nos ha originado y a ella nos debemos.
[01:34:11] Speaker A: ¿Qué hermoso, verdad? ¿Con esto estamos cerrando, amigos, que nos hemos dado cuenta ahora que quiero vivir de otra manera, ya no quiero estar en el mundo de la forma y de las posesiones y del deseo de tener, de obtener y de retener, que esto también nos cuesta mucho retenerlo, de qué hago, cómo hago esto para que ya no me lo quites? Ya no quiero hacer nada por mi cuenta. Es lo que nos está diciendo Nora. Podemos decirle a nuestro creador, a nuestra fuente, a eso que somos yo soy tus ojos, tus manos y tus pies para que puedas usarlo para tu gloria, para lo que tú quieres.
Muy bien. ¿Cuánto tiempo nos queda?
A ver, por favor.
Muy bien, pues entonces, amigos, nos vamos a despedir, nos vamos a despedir de Dora. Muchas gracias por haber estado aquí, Dora, te agradecemos de corazón.
[01:35:17] Speaker B: Muchas gracias por esta bonita invitación de principio de año y os agradezco yo también que lo hayáis hecho, que me hayáis invitado y haber compartido de una forma tan simple y fluida cosas tan esenciales que nos tocan a todos. Muchas gracias.
[01:35:35] Speaker A: Pues gracias a ti, de verdad, muchísimas gracias a toda la comunidad Cuento contigo, a todos aquellos que nos permiten entrar a su mente y a su corazón. Agradecemos a todos, a todos, a toda la comunidad Cuento contigo que pues esté escuchándonos y viéndonos a través de Naomidia. Entonces, muchas gracias, Adora. Muchas gracias a Naomidia, muchas gracias a la comunidad Cuento contigo y a toda la familia que nos permite llegar a su corazón y a su mente. Damos las gracias y feliz día de reyes. Los esperamos, amigos el próximo domingo. Yo soy la señora Elena Torres y esperamos tener su presencia el próximo domingo. Hasta luego, Dora. Muchísimas gracias.
[01:36:30] Speaker B: Hasta siempre.
[01:36:32] Speaker A: Gracias a todos los que nos permiten llegar a su mente y a su corazón.
[01:36:43] Speaker B: All rights reserved.